El Cuidador primario. "Estrés del Cuidador".
¿Quién cuida al que cuida?
La SALUD del cuidador es esencial para que el cuidado sea eficaz.
La familia es la primera fuente de ayuda cuando un miembro de ésta sufre una enfermedad. La familia va a constituir un auténtico centro sociosanitario capaz de mantener la calidad de vida, la seguridad, la comprensión, el afecto, el bienestar físico y emocional, pero especialmente la dignidad del enfermo. Toda esta labor es realizada en silencio, por eso debemos ser conscientes de esta función primordial que realizan los cuidadores día a día con los enfermos, poniendo a prueba su propia salud.

El síndrome del cuidador no es sólo un síndrome clínico ya que también están implicadas repercusiones no médicas en aspectos sociales y/o económicos. Se caracteriza por la existencia de un cuadro plurisintomático que suele afectar y repercutir en todas las esferas de la persona.
Este compromiso conlleva una carga de estrés muy importante, que va a afectar negativamente a su salud psicofísica. El aislamiento social o la disminución de las actividades sociales y el tiempo de ocio, la presencia de síntomas depresivos, los trastornos del sueño, la ansiedad, los sentimientos de hostilidad y resentimiento, el sentimiento de culpabilidad, el agotamiento físico y psíquico, etc., explican la gran vulnerabilidad de estas personas a las enfermedades, como consecuencia del estrés y de la sobrecarga que soportan en el cuidado del paciente durante las 24 horas del día.
Pero la salud del cuidador, y del propio enfermo, depende en
gran parte del control del estrés y de los comportamientos altamente
estresantes del enfermo (apatía, aislamiento, incontinencia, agresividad ,
delirios, vagabundeo, conductas repetitivas, incomunicación, deterioro
cognitivo progresivo, etc. ), sin olvidar las múltiples necesidades (médicas,
psicológicas, sociales, etc.) que se plantean.
Curiosamente, no son los trastornos de memoria o los problemas del lenguaje los que alarman seriamente a la familia, porque consideran que estos déficits son inherentes al proceso de envejecimiento. No sucede lo mismo con las perturbaciones de conducta del anciano demente, que sí generan un potente estrés del cuidador.
Para evitar esta sobrecarga física y emocional, el cuidador tiene que saber necesariamente decir NO (poner límites). En efecto, cuando el paciente se queja continuamente, culpa al cuidador, hace reproches, le insulta, le censura constantemente, rechaza ayudas de los cuidadores, le molesta en cualquier momento, se niega a todo, finge síntomas para captar más atención, denuncia sin motivo al cuidador, etc. el cuidador tiene que responder ¡basta!, poner límites y buscar ayuda.

En el Centro Luria, sabemos la necesidad de descarga y ayuda que el cuidador primario necesita, por ello le ofrecemos nuestros servicios, donde no sólo verá una mejora en la evolución de la enfemedad de su familiar, sino que además podrá continuar adelante con su día a día con la tranquilidad de que su familiar está siendo bien atendido.
A.P.S.