26 de Octubre, DÍA DEL DAÑO CEREBRAL ADQUIRIDO
El daño cerebral adquirido (DCA) es aquella lesión que afecta al sistema nervioso central (SNC) que puede darse en cualquier momento de nuestra vida posterior al nacimiento y que irrumpe de forma inesperada en la trayectoria vital de la persona.
Según su etiología, el DCA puede deberse a un accidente cerebrovascular (ACV), comúnmente conocido como ictus, un traumatismo craneoencefálico (TCE), a encefalopatía anóxica, tumores cerebrales, encefalopatías por agentes tóxicos (como el consumo de drogas), enfermedades infecciosas, enfermedades desmielinizantes (como la esclerosis múltiple), etc.

Según la encuesta EDAD (INE, 2008), en España residen 420.064 personas con Daño Cerebral y cada año se producen más de 100.000 casos nuevos.
La mayoría de las personas que ha sufrido un DCA, presentan alteraciones cognitivas y físicas y percibe que su calidad de vida se ha deteriorado a partir de la lesión. Esto trae consigo un deterioro en varios aspectos de su vida y la de sus familiares/cuidadores/allegados, como la situación laboral, el bienestar emocional, su estado de salud físico y la situación económica.
El DCA nos afecta a todos y nadie nos prepara para ese momento. Pero al igual que las cifras de personas que sufren un DCA son llamativas, también está la otra cara de la moneda, la recuperación.
El DCA no termina cuando sales por las puertas del hospital, sino que ahí empieza el camino de tu recuperación, junto con un equipo de profesionales especializado en patologías neurológicas y rehabilitación del daño cerebral.
Y desde el centro Luria queremos compartir que en esta lucha, caminamos juntos. Acompañamos a las personas en su recuperación, trabajando las dificultades que han aparecido como consecuencia de la lesión, y el objetivo de que cada una de ellas pueda desempeñarse con autonomía en su día a día, en el mejor de los casos, tal y como lo hacía previamente a la lesión, y que cuente con la mejor calidad de vida posible.
Hay dos aspectos esenciales que es importante tener en cuenta, uno es la prevención y otro es la intervención temprana. Por un lado, podemos ayudar a prevenir la posible aparición de un DCA, adoptando hábitos de vida saludables:
Evitar factores de riesgo: el estrés, la obesidad o la hipertensión.
Mantener una dieta equilibrada.
Practicar ejercicio.
Evitar aspectos nocivos para nuestro organismo como el el tabaco y otras drogas
Limitar el consumo de alcohol.
En niños, tener mucho cuidado con los TCE (mayor causa de lesión adquirida en la infancia)
En caso de que el DCA aparezca, es muy importante de cara a la posterior recuperación, iniciar la intervención lo antes posible, mediante programas específicos de neurorrehabilitación.
CDLFR