¿CÓMO APRENDEN LOS NIÑOS EL LENGUAJE?
Adquisición del Lenguaje Oral
Los niños aprenden observando a los adultos o a otros niños cómo hacen las cosas. Imitan aquello que ven y son capaces de hacer, al principio por medio de aproximaciones para ir, poco a poco, perfeccionando la actividad.
Por ello es muy importante que el adulto sea un buen modelo para el niño. A través del juego fomentaremos la repetición de aquellos sonidos que el niño esté realizando, incluyendo algunos nuevos para dar un nuevo repertorio al niño y para probar si es capaz de imitarlos. Pero cuando estamos intentando que el niño aprenda un nuevo concepto o entienda una orden que le estamos dando, no debemos repetir o usar las palabras como las hace el niño, sino de forma correcta. Si el niño no dice bien una palabra, no es porque no quiera, sino porque no puede realizarlo mejor, pero los adultos debemos seguir mostrándole la forma correcta, ya que él va a imitar aquello que nosotros le mostremos.

Por ejemplo, si el niño nos pide agua diciendo "aba", nuestra respuesta no será repetir lo que él nos diga, sino darle la forma correcta. Esto no quiere decir que vayamos a corregir a nuestro hijo de forma constante (por ejemplo, no le diremos "no, no se dice aba, se dice agua"), sino que le ayudaremos a aprender una forma más correcta de hacerlo (por ejemplo, "¿quieres agua?, vamos a buscar el agua", recalcando y dando mayor fuerza a la palabra "agua").
En el caso de que queramos reforzar las expresiones del niño, debéis prestar atención a los sonidos que emite el niño, dándoles significado y haciendo ver al niño que sus emisiones, sean cuales sean estas al principio, van a tener una atención por parte del adulto. Es importante apoyarse en las expresiones faciales, en la entonación y en los gestos, que servirán como apoyo y ayudarán a compensar las dificultades en la comprensión del lenguaje oral.
El niño debe adquirir una "intención comunicativa", es decir, debe entender que por medio de su lenguaje o comunicación es capaz de conseguir cosas de su entorno y manipularlo.
Para poder conseguir todo esto, debemos dar tiempo y espacio al niño, es decir, esperar, a que sea él el que investigue, inicie una interacción, proponga un juego, busque ayuda, siga nuestras órdenes, etc.
Por último, pero no por ello menos importante, es importante reforzar todas las nuevas conductas que el niño va a ir adquiriendo, aunque, en un principio, sólo sean aproximaciones del objetivo final.
A.P.S.
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